16 mar 2009

Pulpo y carne ó caldeiro en pleno Raval


Acudimos a esta especial cita gastronómica el martes 10 de marzo a las 14:30 horas (ver foto). Estamos el grupo entero porque a los tres nos gusta comer y beber bien y nadie quiere perderse la comida en este mítico restaurante del barrio del Raval. Jordi lleva cámara al cuello, como un turista, aunque él se ve más en plan corresponsal. Raquel se encarga de tomar apuntes en su bloc. Y Suso aporta la grabadora y todo su background gallego. Entramos y pedimos mesa para tres.
El Mesón David es un restaurante gallego (con “El estilo clásico español”, según su tarjeta) situado en pleno barrio del Raval. Justo en el número 63 de la calle Carretas, que corre perpendicular al recinto de la preciosa iglesia de Sant Pau del Camp. Es un local amplio que hace esquina, sujetado por columnas de madera y combina iluminación artificial con unos grandes ventanales por los que entra la luz del día. Escogemos una mesa al lado de uno de ellos y pedimos la carta. El problema es que como el día anterior era fiesta (siempre descansan los lunes) la mitad del menú del día no está disponible. Así que finalmente optamos por una pequeña pero nutrida selección de platos típicos: pulpo á feira, carne ó caldeiro, ensalada mixta, dos cervecitas y un refresco. Luego, de postre, pedimos un mel i mató y dos pijamas Mesón (flan con helado, piña colada, melocotón en almíbar y nata, ahí es nada) y, como digestivo final, unos chupitos de orujo de hierbas y un trifásico de Baileys.
Nos atiende Óscar, un catalán que un minuto antes estaba detrás de la barra, haciendo sonar una campanita situada justo debajo de un cubo de cobre. Una pequeña tradición del lugar, el ding-ding resuena por todo el local cada vez que algún cliente generoso arroja monedas al bote.


Mientras esperamos el manjar, hablamos con una pareja mayor del barrio de Sants. Son Manel y Mª Rosa, clientes asiduos desde que lo descubrieron hace año y medio. Están comiendo a nuestro lado y enseguida entablamos conversación. Nos recomiendan el cocido y el caldo gallegos y nos hablan de otro restaurante tradicional, el Casa Ferreiro de la Riera Blanca de l’Hospitalet.
Más tarde, Óscar nos cuenta que los propietarios actuales también son catalanes. Hace tres años que compraron el negocio a los hermanos Cobo, que lo habían regentado durante tres décadas y media. Los actuales propietarios conservaron el personal de cocina, que lleva ocho años a los fogones del Mesón David, de tal manera que el cambio de dueño no supuso una ruptura con el pasado del restaurante. De hecho los cocineros no son los únicos que continuaron de la época anterior, también la empresa que suministraba los alimentos típicos (Productos Gallegos) siguió abasteciendo el restaurante de lacón, pulpo, patatas, etc. Los negocios que se dedican a tender puentes gastronómicos entre Galicia y Catalunya
son legión.
Con el vientre lleno y satisfecho, y previo paso por la caja, salimos a la calle y paseamos hacia las Ramblas en una tarde de ambiente primaveral, convencidos que se puede comer gallego en Barcelona, e
a lista é longa.

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